La libertad de empezar de nuevo: Mensaje de Cuaresma de la Obispa Gayle E. Harris

Dios todopoderoso y eterno, tú no aborreces nada de lo que has creado, y perdonas los pecados de todos los penitentes: crea y forma en nosotros, corazones nuevos y contritos, para que, lamentando debidamente nuestros pecados y reconociendo nuestra miseria, obtengamos de ti, Dios de toda misericordia, perfecta remisión y perdón; 
     Colecta para el Miércoles de Ceniza, Libro de Oración Común p.132

La palabra remisión no es de uso corriente. La oímos más que todo refiriéndose a enfermedades Lenten Palm Cross como el cáncer y la respuesta a sus tratamientos. La palabra remisión en ese sentido se define en dos maneras: remisión completa cuando se refiere a la desaparición de la enfermedad y remisión parcial cuando se refiere al progreso de la enfermedad en el sentido de reducirse pero no de desaparecer completamente. En materia de iglesia y teología la palabra remisión se refiere al perdón de nuestra desobediencia a Dios, la cancelación de los pecados por la gracia de Dios. Pero como ustedes saben, la desobediencia a la voluntad de Dios, que es el pecado, está siempre alrededor y en nosotros, retornando, regresando continuamente.

Como sobreviviente del cáncer, estoy agradecida por estar en remisión porque me permite vivir libre de esa enfermedad y del miedo a ella, aunque sea sólo por hoy. Me permite tener esperanza y vivir plenamente el día de hoy. Sin embargo, no me considero curada, ya que siempre existe la posibilidad de que el cáncer pueda volver a ocurrir. Vivimos con el cáncer. Así, también, vivimos con el pecado. Sin embargo, aunque no todas las personas con cáncer u otras enfermedades graves o males tienen la experiencia de la remisión, nosotros todos y todas tenemos acceso a la remisión del pecado.

El Miércoles de Ceniza da comienzo a la solemne temporada de Cuaresma y la colecta para ese día nos habla de remisión “perfecta”.  La remisión perfecta es completa más allá de nuestra comprensión o de nuestro propio mérito. Es perfecta al satisfacer todo lo que se requiere. Para mí, eso significa la libertad perfecta. He sido liberada de llevar las cargas de mi desobediencia a Dios, de mi fracaso, de mi dolor y el dolor que les causo a otros por lo que he hecho o he dejado de hacer el día de hoy. Soy libre para empezar de nuevo otra vez con Dios cada día, cada momento.

La remisión perfecta de Dios es una liberación total. Nos otorga el perdón perfecto y perfecta libertad; nos liberamos a nosotros mismos por la acción de Dios, aunque sólo la busquemos y permitamos que nos transforme. Somos liberados para poner a Dios y al Espíritu de Dios, en el centro mismo de nuestro ser y de nuestra actividad. La Cuaresma nos dice que ya tenemos la libertad de todo lo que nos separa de Dios. Dios nos da libertad, porque Dios nos ama. Te ama a ti y a mí. El poder del amor es la remisión. Es la libertad. Disponible para nosotros el día de hoy. Cada día. A cada momento. Perfectamente.

Los invito a todos y a todas a la observación de la Santa Cuaresma.

The Rt. Rev. Gayle Elizabeth Harris
Obispo Sufragánea

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